Las huellas del pasado

Tipo de recurso Cultural

La comarca de Montánchez y Tamuja muestra las huellas de su pasado histórico en un conjunto diseminado y prolífico de hallazgos y edificaciones civiles y religiosas que nos hablan de un interesante patrimonio artístico y monumental, cuyos antecedentes se remontan a la prehistoria. Vestigios de las culturas que se asentaron en la zona se muestran en museos cacereños y en los montes y riberos de la comarca, que aún albergan castros, yacimientos y otras incipientes construcciones de los primeros pobladores de estas tierras.Por estos territorios deambularon vetones, lusitanos y celtas. Son muchas las poblaciones que encierran un pequeño tesoro arqueológico. Basta con encaramarse hasta los riscos de Zarza de Montánchez (donde podemos encontrar estelas con grabados guerreros)y Montánchez para descubrir emplazamientos de la Edad del Bronce ligados a la extracción minera del estaño y al dominio de las rutas que atravesaban la penillanura. O acercarse hasta Botija y comprobar en el poblado de Villasviejas del Tamuja uno de los mejores castros de la Edad del Hierro extremeño, asiento del pueblo luso-vetón, conformado por guerreros y ganaderos.


La importancia de los romanos se deja sentir también de modo significativo en la comarca. No faltan estelas funerarias ni abundantes restos de su presencia. Además de los sepulcros encontrados en "Las Lanchas", el Castillo de Montánchez fue fundado con toda probabilidad por los romanos como campamento defensivo.


De aquella época, la localidad de Salvatierra de Santiago debió de ser de las más importantes de Extremadura a decir de los numerosos hallazgos encontrados en su termino, muchos de ellos en el Museo Arqueológico de Cáceres, otros -columnas, aras, lápidas, epígrafes, etc.- ubicados y diseminados como originario material de construcción por todo el núcleo de población. El puente romano de Benquerencia sobre el río Santa María ( junto al cruce de Zarza de Montanchez) es quizá la más auténtica muestra de este tipo de construcción que permanece en la comarca durante la dominación romana. Es el único ejemplo de puente construido íntegramente de sillares, con cuatro ojos y tres tajamares.


La ocupación romana y visigoda de Extremadura dejó una magnifica huella de su arquitectura en las proximidades de Alcuéscar, donde se levanta la basílica visigoda de Santa Lucía, en la llamada finca del Trampal (denominada así por la abundancia de fuentes de agua que existen en sus cercanías). Asentada en la la ladera de la Sierra del Centinela, a la umbría, la basílica del Trampal es la única de su genero que se conserva en pie en todo el área sur de la península.

Tras la decadencia musulmana y posterior período de Reconquista, la mayoría del territorio queda bajo la guarda de la Orden de Santiago que aglutinó a las poblaciones de la zona central de la comarca, constituyendo la base territorial del que es hoy posiblemente el mas antiguo partido judicial de España: Montánchez, encomienda de la Orden, bastión y fortaleza desde donde se dominó en otros tiempos la campiña adyacente.

El Castillo de Montánchez.


En el macizo serrano, erguido sobre un escarpado promontorio de roca granítica, el castillo árabe y cristiano de Montánchez fue, junto a las fortalezas de Cáceres y Trujillo, un bastión estratégico entre las fronteras que en tiempos de la Reconquista constituyeron los ríos Tajo y Guadiana. Esta condición estratégica y su valor como fortaleza defensiva le confirieron protagonismo en la Edad Media, siendo objeto de conquista y reconquista militar, hasta su definitiva donación por Alfonso IX a los Caballeros de la Orden de Santiago. Fueron los árabes, en el siglo XII, quienes construyeron el alcázar -posiblemente sobre los restos de una antigua fortificación romana-, pero son escasos los restos musulmanes que hoy se conservan del castillo, dada las numerosas reparaciones y añadidos que durante los siglos sucesivos se fueron realizando bajo la administración de la Orden.

La basílica visigoda de Santa Lucía.


A pocos kilómetros de Alcuéscar, encontramos la ermita de Santa Lucia, exponente en la comarca de la importancia que alcanzó Extremadura en tiempos de la monarquía hispanovisigoda. Se trata de una edificación sobria y armónica, de disposición ortogonal, de la que se conserva originariamente la parte central del edificio, compuesta por una cabecera con tres ábsides, un crucero y un coro, y una aula o nave. Todo ello construido con piedra de sillería en los ángulos, vanos y bóvedas, y en el resto se han utilizado sillerejo y mampostería. La basílica visigoda de Santa Lucía es la única que aun se conserva en pie en toda la zona sur del Tajo.