Esta especie de reptil, característica e inconfundible por su caparazón, se encuentra en regresión pero aún es posible observarlo en casi todos los ríos y embalses de nuestra comarca, donde reposan en las piedras de la orilla. Los galápagos leprosos son fundamentalmente carnívoros y toleran aguas con cierto grado de contaminación.

El caparazón es de color pardo verdoso, mientras que la zona ventral es amarillenta con manchas negras. En el cuello, las patas y la cola tienen unas líneas de color amarillo, y los más jóvenes unas manchas anaranjadas a ambos lados de la cabeza. Puede llegar a alcanzar un tamaño considerable, encontrándose ejemplares añosos de 25 cm.

Galápago leproso. Foto José Ventura