El sapo corredor tiene un aspecto rechoncho y verrugoso, mide entre 4 y 8 cm siendo las hembras las de mayor tamaño. La coloración que presenta es variable, aunque predominan los tonos verdosos y pardos, tiene una línea medio dorsal de color amarillo, las glándulas parótidas paralelas y el iris verde-amarillento. Es una especie de hábitos nocturnos, que durante el día se esconde bajo piedras y en pequeñas galerías. Puede encontrársele en zonas muy secas y alejadas del agua a la que solo está asociado para su reproducción. La época de celo comienza a últimos de febrero, cuando acuden a zonas encharcadas, y son muy llamativos los coros que se escuchan a distancias considerables.
Eligen para hacer sus puestas las charcas estacionales de poca profundidad.
Es una de las especies de anfibios más abundantes de la comarca y es frecuente encontrarlos cruzando las carreteras en las noches lluviosas de la primavera, lo que supone una amenaza para ellos.